lunes, julio 21, 2008

Memoria Recuperada: Final

La entrada anterior la escribí el 4 de Octubre de 1995, fue la última reseña que apunté en mi diario de lectura. Sólo quedaban un par de meses para acabar el año y cumplir así con el objetivo que me había marcado, pero no fui capaz.
Hay explicaciones para esta deserción, por una parte había vuelto a trabajar de profesor y había empezado de nuevo a estudiar la maldita oposición, ambas actividades no me dejaban mucho tiempo libre y, como era lógico, el poco que tenía (principalmente en el transporte público) lo usaba para leer, mi diario, pues quedo postergado.
Además, tenía serios problemas de pareja, mi novia se había ido a vivir a 500 kilómetros de distancia y la relación iba cada vez de mal en peor, de hecho, acabaría destrozada, de una forma un tanto traumática, un mes después. No tenía, como era de esperar, mucho humor para este tipo de proyectos.
Trece años después, todas estas explicaciones me suenan un tanto pueriles, a fin de cuentas, siempre podría haber encontrado un hueco para escribir las dos cuartillas que me ocupaba cada entrada. Y es verdad que las pasé canutas con aquella ruptura, pero seguí leyendo libros bastante poco adecuados para mi “sufrimiento”, como las novelas del campeón eterno de Michael Moorcock. En fin, es posible que todo se reduzca a uno de los rasgos de mi carácter que menos me gustan pero que están ahí, haga lo que haga: me encanta iniciar proyectos pero me cuesta horrores acabar alguno. Este paleoblog de hace 13 años fue otro de mis esfuerzos baldíos que no acabaron como yo quería.
Y, sin embargo, algo cabezón soy, es cierto que dejé de escribir reseñas pero seguí apuntando religiosamente los libros que leí lo que quedaba del 95. Esta es la lista de las lecturas de literatura fantástica que hice el resto del año:

“La fuerza de su mirada” de Tim Powers
“El chico artificial” de Bruce Sterling
“La última partida” de Tim Powers
“Bosque Mitago” de Robert Holdstock
“Lavondyss” de Robert Holdstock
“El campeón eterno” de Michael Moorcock
“Crónicas del campeón eterno” de Michael Moorcock
“El ciervo blanco” de Nancy Springer
“El sol de plata” de Nancy Springer
“El bastón rúnico” de Michael Moorcock
“Crónicas del castillo de Brass” de Michael Moorcock
“La ciencia ficción de H. G. Wells”
“Soldado de la niebla” de Gene Wolfe
“Soldado de Arete” de Gene Wolfe
“Parque Jurásico” de Michael Crichton
“El mundo perdido” de Michael Crichton
“La balada de Beta-2” de Samuel R. Delany
“La guerra interminable” de Joe Haldeman

Me hubiese gustado haber escrito aquellas opiniones sobre estos títulos, recuerdo lo mucho que me impactaron los libros de Powers, lo divertido que fue descubrir a Moorcock, la pasión que sentí con Wolfe, el desencanto sufrido con Holdstock, Sterling y Springer…
¿Quién sabe como hubiese expresado esos sentimientos en aquella época? Plantearse esto no deja de ser pura retórica, aquellas ideas pasaron y nunca se plasmaron en papel, no sobrevivieron.
Al final de año me dediqué a releer algunos libros que están entre mis favoritos como es el caso de Wells, Haldeman o Delany. En aquella época todavía releía, una costumbre que, por desgracia, también he ido perdiendo con el tiempo.
Cualquiera que me haya seguido en esta serie de la Memoria Recuperada puede pensar que soy un friki de tomo y lomo que sólo leía ciencia ficción, terror y fantasía. No es del todo cierto, leía y leo muchas otras cosas, y aunque no voy a hacer sufrir a nadie con las reseñas que escribí de los “otros libros”, si que voy a poner el listado de títulos, son los siguientes:

“El Húsar” de Arturo Pérez-Reverte
“Un chaleco de acero” de Gustav Hasford
“El juego de la mente” de Norman Spinrad
“Historia primitiva en Asturias” de Miguel Blas Cortina y Juan Fernández-Tresguerres
“El doblamiento paleolítico de Europa” de Clive Gamble
“Prehistoria de Europa” Varios Autores
“Lord Jim” de Joseph Conrad
“Los papeles póstumos del club Picwick” de Charles Dickens
“Los guerreros implacables” de Martin Caidin
“Memorias” de Winston Churchill
“Fases de gravedad” de Dan Simmons
“El mundo micénico” de John Chadwick
“Los griegos micénicos” de Martín Ruipérez y José Luís Melena
“El mar en la Gran Guerra” de Luís de la Sierra
“Seis ejércitos en Normandía” de John Keegan
“Guerra y sociedad en la Europa del Renacimiento: 1450-1620” de J. R. Hale
“La plata de Britania” de Lindsay Davis
“El gran cuaderno” de Agota Kristof
“La guerra apasionada” de Peter Wyden
“Al este del Edén” de John Steinbeck
“Territorio comanche” de Arturo Pérez-Reverte
“Misterios celtas” de John Sharkey
“La sombra del águila” de Arturo Pérez-Reverte
“El hombre” de Jean Rostand
“Los celtas” de T. W. Rolleston
“Historia de la música” Varios Autores
“Mozart” de Gabriel Jackson
“Darwin” de Julian Huxley y H. D. B. Kettlewell

Como se puede observar, gustos muy variados, destacando algunos de mis “otros vicios” que no tienen cabida en este blog, como la historia, los clásicos del XIX, las biografías, Pérez-Reverte, o los temas militares. Ya se sabe, el que mucho abarca…
Bien, con esta entrada acabo esta serie de Memoria Recuperada, el cuaderno se acabó y el tema no da para más, espero que lo hayan disfrutado, los pocos que se pasan por aquí, y que hayáis sabido disculpar este pequeño arrebato de nostalgia autoindulgente. Veré en el futuro que nuevas ideas extravagantes se me ocurren para seguir con el blog.

domingo, julio 20, 2008

Memoria Recuperada: "Nuestra Señora de las Tinieblas" de Fritz Leiber


Fritz Leiber es uno de los escritores de fantasía, ciencia ficción y terror más aclamado y admirado de este siglo. Autor fetiche y escritor de culto, en su obra puede rastrearse desde la huella de Lovercraft a la de Shakespeare, pasando por las revistas pulp de principios de siglo. Autor de muy pocos libros, creó una obra relativamente corta pero magistral. En su haber destaca la creación del término “espadas y brujería”, género creado por Howard con Conan pero consolidado por el propio Leiber con su saga de Fafrhd y el Ratonero Gris.
En la ciencia ficción fue uno de los primeros en practicar una cierta experimentación estilística, mientras que en el terror fue pionero en situar la escena y el miedo en la vida cotidiana del siglo XX, intentando demostrar que el horror podía ser más profundo en un apartamento de Chicago que en un castillo de los Cárpatos.
“Nuestra Señora de las Tinieblas” es su última gran obra y responde a esta última idea. Nos encontramos ante una novela llena de los pensamientos de su protagonista, un alter ego del mismo Leiber, y llena de guiños y referencias a sus escritores preferidos.
Sin duda alguna, no es su mejor libro, pero si un dignísimo colofón a la labor de toda una vida. Uno se aterroriza de verdad al pensar en las entidades paramentales descritas por Leiber con toda su loca lógica, y aunque hay demasiados sucesos inexplicables y extraños (algo muy típico en su obra), cuando finalizamos este breve libro sólo deseamos que hubiese durado unos pocos de cientos de páginas más.

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Bueno, se nota que me gustaba Leiber, de hecho, me sigue gustando mucho. Tiene libros deleznables (como “Los cerebros plateados” o “Un fantasma recorre Texas”) pero también un puñado de obras maestras, como los relatos “Nave de sombras” y “Voy a probar suerte”, las sagas de Fafrhd y el Ratonero Gris y la Guerra del Cambio, las novelas “Esposa hechicera” y “El planeta errante”, etc, etc.
Leiber, además, ha sido prácticamente el único escritor que ha tocado los tres palos de fantástico con igual maestría, ganó varios Hugo de ciencia ficción por sus novelas y relatos, siendo, además, el mejor continuador posible a los éxitos de Conan y un auténtico revolucionario en el campo del terror.
También fue uno de los primeros en adentrarse en el terreno del mestizaje, la genial “Nave de sombras” es una historia de vampiros pero transcurre en una nave generacional, terror y ciencia ficción en el mismo plato mucho antes que M. John Harrison.
En fin, que como decía al principio, se nota que me gusta mucho Leiber.

viernes, julio 18, 2008

Thomas Disch (1940-2008)


Ha muerto Thomas Disch, uno de los mejores escritores que ha dado la ciencia ficción, o, mejor dicho, se ha suicidado Thomas Disch, un escritor maldito y con poca suerte.
Digan lo que digan determinadas posturas románticas, más bien absurdas, un suicidio siempre es una tragedia que, a menudo, podría haberse evitado. En el caso de Disch, por lo que se comenta, pasaba por una depresión de años motivada por la muerte de su pareja de toda la vida y tremendas penurias económicas provocadas, principalmente, por la dificultad para encontrar editor para sus libros, unido a las escasas ventas de sus obras anteriores (casi todas descatalogadas).
Disch es, por tanto, un ejemplo de hasta que punto puede llegar a ser cruel la vida con alguien. Tanto llorar y suplicar por autores con talento que escribiesen ciencia ficción con la calidad literaria de cualquier grande del mainstream. Tanto quejarnos de lo mal que escribían grandes popes como Clarke o Asimov, y para una vez que tenemos a alguien que es un auténtico estilista (ojo, no lo digo yo, lo dicen casi todos los críticos, incluida gente ajena al mundillo de la CF), nosotros, el público omnipotente, lo tratamos con tal desprecio que, al final, el pobre tipo se suicida por que no puede vivir de lo que escribe. Es que somos la leche.
Dicen que en España obras maestras como “334” o “En alas de la canción” fueron de las menos vendidas de sus colecciones. Por una vez, no somos un caso aparte. Actualmente es E.E.U.U. es casi igual de difícil conseguir un libro de Disch que aquí.
Hoy por hoy sólo la ya mencionada “En alas de la canción” y la reciente “El cura” están en el mercado. Clásicos indiscutibles como “334”, “Campo de concentración”, “Los genocidas” o “El ejecutivo” son pasto de tiendas de segunda mano. Lo mismo podemos decir de otras obras menos brillantes pero igual de atrayentes como “Eco alrededor de sus huesos” o “Doctor en medicina”.
La muerte de alguien casi siempre es triste, cuando sucede a una persona que ha tenido éxito y reconocimiento y que le llega pasados los 75 y de forma natural, esa tristeza queda disminuida en parte.
Disch no gozó de ninguna de estas ventajas, de ahí que haya un cierto tono de amargura en estas líneas. El suicidio de Disch es, en cierta forma, el suicidio de una determinada forma de entender la ciencia ficción que va camino de extinguirse, es el final de historias duras y poco complacientes que colocan a la humanidad en el triste puesto que le corresponde, es la renuncia a una literatura valiente y adulta en aras de una eterna adolescencia. Como diría Spinrad, es el triunfo del Emperador de Todas las Cosas frente al antihéroe atrapado por un futuro que ni comprende ni le comprende.
Y en esto, todos somos en parte cómplices, por que el fracaso injusto de un escritor se debe a la ceguera de un público determinado que prefiere comprar la enésima paja mental de Ender visto por la cuñada de su portera, o de que pasó en Dune cuando los gusanos se pusieron a bailar la conga después de una cogorza de melange todo ello escrito por el hermano del primo de un cuñado del sobrino de Herbert, antes que dejarse deslumbrar por joyas como “En alas de la canción” (y, sí, me repito, pero es una puñetera obra maestra y casi nadie se ha enterado).
En fin, un asco, a veces hasta los frikis nos sentimos frikis entre frikis

jueves, julio 17, 2008

Memoria Recuperada: "Cementerio de Animales" de Stephen King


Buena traducción de Ana María de la Fuente y una portada muy adecuada para la historia.
Debemos reconocer que, hoy por hoy, el amigo Stephen King es el más afamado y leído autor de terror de todo el mundo. El hecho de que saque novelas como churros (prácticamente una al año) podría llevar a pensar que estamos ante un escritor de fórmula, lo que, hasta cierto punto, es cierto. Sin embargo, alguien que vende tanto y cuenta con rendidos admiradores, no sólo entre los lectores si no también entre colegas escritores, algo debe tener que lo hace especial. Esta no es una de sus novelas más famosas ni mejores, en especial se aleja bastante de sus primeras y grandes obras como “El Resplandor” o “El Misterio de Salem´s Lot”, y , a pear de eso, es un buen ejemplo de las virtudes y defectos que hacen de King (valga el chiste fácil) el “rey” del terror.
Las razones de su éxito, a tenor de esta novela, serían: una ambientación muy buena, un tratamiento de personajes magnífico, una gran capacidad de evocación y bastante mala leche. Todo esto sale a relucir en esta novela, en el fondo, la historia de la destrucción, sin remisión, de una familia encantadora.
Lo mejor de toda la obra es la parte del principio, la presentación de personajes y la preparación del terreno. Una pena que, al final, las cosas no salgan tan bien. Demasiadas prisas por acabar el libro, demasiados “efectos especiales”, y una línea argumental que se ve venir con diez páginas de antelación. Y, lo peor, el miedo desaparece.

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Como dije en aquella época, no es la mejor novela de Stephen King, ni de lejos. Además, es muy poco original. De aquella no conocía “La pata del mono” de W. W. Jacobs, un escritor británico de finales del XIX y que es el padre de la idea sobre la que se mueve todo el libro. Lo que Jacobs lograba en apenas una docena de páginas (en uno de los mejores cuentos de miedo de la historia), King lo intenta remedar en 202 páginas y fracasa lamentablemente.
Lo que no quita que sea un autor con un gran oficio y la novela sea un muy digno entretenimiento aunque alejado del poderío de sus grandes obras.
Una nota curiosa, este fue uno de los pocos libros que no compré en aquella época, me lo dejó mi hermana, mucho más aficionada a King que yo, probablemente por eso todavía no me he hecho con un ejemplar. ¡Hasta los frikis tenemos límites!

miércoles, julio 16, 2008

Ganadores del Premio de la Crítica de Literatura Fantástica Xatafi-Cyberdark 2008

La Asociación Cultural Xatafi anuncia a los ganadores de los terceros Premios de la Crítica de Literatura Fantástica Xatafi-Cyberdark 2008, concedido a las mejores obras de literatura fantástica, ciencia ficción y terror editadas el año anterior, según el criterio de un jurado compuesto por Lola Coll, Juan Manuel Santiago, Ricard Ruiz, Mariano Villarreal y Arturo Villarrubia.

LIBRO DE FICCIÓN ESPAÑOL:

Nadie me mata, de Javier Azpeitia (Tusquets)

RELATO NACIONAL:

"El día señalado", de Enrique Vila-Mata (Exploradores del abismo, Anagrama)


LIBRO DE FICCIÓN EXTRANJERO:

La carretera, de Cormac McCarthy (Mondadori)


RELATO EXTRANJERO (Ex aequo):

"En pos del Libro de Arena", de Rhys Hughes (Nueva historia universal de la infamia, Bibliópolis)

"Macs", de Terry Bisson (Cuando los osos descubrieron el fuego, Alianza editorial)


INICIATIVA EDITORIAL (Ex aequo):

Editorial Edhasa por la reedición de la obra de Michael Moorcock.

Valdemar por el segundo volumen recopilatorio de toda la obra de H. P. Lovecraf
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Parece que este año los premios han tenido menos repercusión en la blogsfera que otras veces, aunque quizá sea sólo una percepción subjetiva mía. Destacaría algunas cosas de estos premios: en primer lugar que cultivan un cierto toque "elitista", o como se le quiera llamar, al premiar a autores más del mainstream que del fandom (será divertido ver la reacción de, por ejemplo, Vila-Mata).
En segundo lugar, estaba cantado el premio a La carretera, una novela que ha impactado a muchos niveles.
En tercer lugar me ha llamado la atención la aparición de un par de premios compartidos, es una práctica que, personalmente, no me gusta, aunque, por supuesto, eso no deja de ser una apreciación mía más que particular. Desde luego, sé de sobra lo difícil que es, a veces, tomar una decisión, pero esta casi siempre se puede resolver sin tener que recurrir al ex aequo de turno.
Y esto me lleva a la última consideración, el empate en Iniciativa Editorial no me ha parecido especialmente brillante. Vale, Moorcock es Moorcock y tiene sus fans, pero, sinceramente, Valdemar y Lovercraft se merecían el premio por sí solas, sin acompañamientos de ningún tipo, su labor en este caso particular es mucho mejor que la de Edhasa. Por no hablar ya de los méritos de cada una de estas editoriales hoy por hoy en el campo del fantástico.
Pero bueno, discrepancias aparte, enhorabuena a los premiados y a los sufridos jurados que nunca tienen la tarea fácil.

viernes, julio 04, 2008

Memoria Recuperada: "La Saga del Rey Reluctante" de L. Sprague de Camp

Estamos ante una tetralogía que consta de los siguientes volúmenes: "La Torre Encantada", "Los relojes de Iraz", "El Rey que Salvó su Cabeza" y "The Honorable Barbarian". La muy chapucera Edaf sólo publicó los tres primeros tomos (traducidos por Mª Angeles Martínez Gracia el primero y Francisco Arellano los otros dos, en general, de forma aceptable), y tiene el morro de poner en las portadas "Trilogía del Rey Reluctante", para luego, en las introducciones de Alberto Santos Castillo reconocer que, realmente, hablamos de cuatro títulos. ¡Increible!
Por otro lado, no deja de resultar un tanto extraño que Edaf se decante por editar una de las sagas más anodinas de Sprague de Camp, cuya obra principal (y muy interesante y olvidada) data de los años 40. Y es que 1968 y 1971 son las fechas originales de publicación de los dos primeros tomos y 1983 del tercero (apenas se notan los 12 años entre uno y otro, todo hay que decirlo). En cuanto al cuarto, sigue inédito y me imagino que lo estará hasta el fin de la eternidad y más allá, visto el fin de la colección y el éxito de estos libros.
Y eso que Sprague de Camp no lo hace del todo mal y consigue una obra medio decente y que no se lee del todo mal. Llena de lugares comunes e inexactitudes, con bastantes errores y puntos flojos, sin embargo, la lectura de estos libros consigue enganchar al lector en una serie de aventuras típicas del género de espadas y brujería que habrán dado más de una idea a bastantes role-master. Aburridas unas, muy buenas otras, en general, todas están presentadas de una forma desenfadada y escéptica que hace muy llevadero el libro. Este soterrado sentido del humor se agradece ya que no es del todo habitual en este tipo de literatura. A destacar, sobre todo, los cuentos que salpican las novelas, auténticas historias dentro de la historia, más de una vez mucho mejores que la trama principal.
No estamos ante el típico caso de un primer libro bueno y los demás nacidos a rebufo del éxito. Se puede decir que la calidad de todos ellos anda por un estilo. Además, cada tomo cuenta una historia autoconclusiva, lo que facilita la lectura en el caso de que uno sólo tenga parte de la serie. Eso sí, a partir del segundo volumen, la saga se vuelve un tanto errática, los follones de la primera historia se olvidan con fácilidad y se inician nuevas aventuras que apenas tienen nada que ver con las anteriores. No es muy serio pero si razonablemente divertido.
El último tomo si parece cerrar la historia de una forma eficaz pero Sprague de Camp continuó el hilo con "The Honorable Barbarian" y no puedo dejar de confesar que siento una cierta curiosidad por saber como se las apañó el norteamericano para enlazar esta última continuación con las anteriores. Me imagino que me quedaré con las ganas.



Acerté, me quedé con las ganas y me imagino que así seguiré por secula seculorum. Realmente, en este caso, da un poco lo mismo, guardo pocos recuerdos de estos libros excepto esa leve sensación de rutina y ligera diversión, la actuación de un profesional honrado que hace un buen trabajo, poco imaginativo y brillante pero eficaz. En general,hay que reconocer que Sprague de Camp, un autor prolífico donde los haya, ha tenido poca suerte en nuestro país. Es, quizá, uno de los mejores artesanos pulp y aunque siguió escribiendo a todo gas, su estilo no acaba de encajar en la ciencia ficción más científica de la era Campbell. El resurgir de la fantasía épica gracias a Tolkien y el redescubrimiento de Conan (del que fue uno de sus principales artífices) le ayudó a sobrevivir en esos años inciertos.
Decía que en España ha tenido mala suerte con la edición, y me explico, aparte de esta saga menor (y de sus pastiches de Conan), otros títulos suyos han aparecido en fanzines de efímera vida, en ediciones piratas de infausto recuerdo o en editoriales sudamericanas difíciles de conseguir. Su obra más alabada, "El aprendiz de mago" y su continuación "El aprendiz se hace mago", se publicó en la mítica colección Última Thule de la Editorial Anaya, descatalogada años ha y cuyos libros son de los más complicados (y caros) de encontrar en el mercado de segunda mano. Esperemos que alguien se decida a darle una oportunidad al bueno de Sprague de Camp y que esta, y otras obras suyas, se editen y pongan al alcance de todos, especialmente ahora que lo pulp parece volver a estar de moda (no sé si se nota mucho que esos dos libros de Anaya no están en mi biblioteca). Curiosamente, el libro de Sprague de Camp más acesible hoy en día (y más decentemente editado) no es una obra de ficción, si no su biografía de H. P. Lovercraft (Valdemar, como no), y es que De Camp tiene muchas más facetas de las que, a tenor de esta pobre saga, uno podría esperarse.

jueves, julio 03, 2008

Más Saldos de Minotauro

No sólo andan por la tienda de Cyberdark, ayer los vi en el Corte Inglés de Sol. De los títulos a disposición del público destacaría la trilogía de C. S. Lewis, un clásico rarito aunque es posible encontrarlo en edición de bolsilo (¿?) así que no se va a agotar de repente. Y, también, "Los vientos del olvido" de Ángel Torres Quesada. Sin olvidar un gran libro que ya reseñé aquí hace unos años: "Carbono alterado" de Richard Morgan. Los demás los conozco menos aunque hay algunos títulos de Max Frei, autor del que no tengo muchas referencias.
Minotauro sigue soltando lastre, va dejando atrás a autores clásicos y a títulos importantes para hacer sitio a "maravillas" como Tabitha King (principal mérito: ser la mujer de Stephen King) o Shaun Hutson (principal mérito: haber estado en un siquiátrico). En fin.
Lo curioso es que no todo el mundo se entera a la vez de los saldos, por ejemplo, en la FNAC o la Casa del Libro era posible ver muchos de estos libros a su precio original (alrededor de 20 euros), a menos de 500 metros de donde costabasn unos 6 euros. Peculiar.