martes, abril 01, 2008

Memoria Recuperada: "Dhalgren" de Robert Delany

Traducción muy buena de Domingo Santos, muy buena (y nada fácil). Portada excelente, como todas las de Ultramar, en mi modesta opinión las mejores de toda la ciencia ficción española. Se trata de una sola novela dividida en tres tomos por cuestiones de tamaño.
El primer tomo lo compre hace siete años, justo cuando salió. Delany es uno de los autores de ciencia ficción que más me gustan y creador de un par de novelas situadas entre lo mejor que ha ofrecido el género. Por eso, en 1988, cuando apareció le primer volumen corrí a comprarlo sin dudar. Lo leí… y no me gustó. Bueno, ahora hace poco decidí darle una segunda oportunidad, compré los dos tomos que faltaban y me leí el tocho de cabo a rabo. Lo peor es… que sigue sin gustarme.
Me explico, probablemente estamos ante una de las novelas más barrocas y sugerentes de los últimos años pero es demasiado larga y demasiado tediosa. Aparte de resultar un tanto sin sentido. Una ciudad extraña e irreal dominada por la violencia contenida y el sexo libre (bastante libre, de hecho). A ratos apasionante, muy a menudo confusa y experimental y, creo, demasiado larga para lo que está contando y como lo está contando.

Bueno, pasado ya un tiempo reconozco que, en parte, guardo mejor recuerdo de “Dhalgren” de lo que esta reseña parece indicar. Me reafirmo en que es demasiado confusa, barroca, experimental y, sobre todo, larga (1.102 páginas). Alguien la ha definido como la más aburrida y fallida de las obras maestras. Podría ser una buena definición, por que, desde luego, Delany es uno de los mejores escritores que ha dado la ciencia ficción y eso se nota en “Dhalgren”, una obra madura y escrita sin concesiones para el lector. Por desgracia, aunque algunas de sus partes brillan con luz propia, el conjunto no resulta satisfactorio ni de lejos. Un libro no apto para lectores exclusivamente de género.
Una pena que el Delany de “Nova”, y “Babel 17” (sus mejores libros) no exista ya. Ni siquiera el vanguardista de “La intersección de Einstein”, o el joven que deslumbraba, a ratos, con “La balada de Beta 2”, “Las joyas de Aptor” o “Las torres de Torón”. Después de “Dhalgren”, Delany perdió fuste. En español sólo han llegado retazos muy decepcionantes de su obra posterior (“Tritón”, “En Ciron vuelan”) que parecen señalar la decadencia de un gran escritor. En cualquier caso recordémosle como aquel deslumbrante chaval que parecía que se iba a comer el mundo (publicó su primera novela con 17 años, ahí es nada).