jueves, mayo 10, 2007

Pastiche

Siempre he opinado que uno de los males de la literatura fantástica ha sido y es el pastiche. Como teoría personal no está mal pero, en primer lugar, habría que ver que entiendo por eso de pastiche.
Pues, a bote pronto, y sin recurrir al diccionario, para mí un pastiche es todo aquel libro o relato en que el autor, en vez de partir de su fecunda imaginación, tira por la calle de en medio y utiliza la imaginación de otro para hacer su trabajo.
Puede que no me haya explicado bien pero pondré un par de ejemplos que, probablemente, ilustren mejor mi idea. El señor Arthur Conan Doyle creó el personaje de Sherlock Holmes con un éxito arrollador. A su muerte una serie de autores han continuado utilizando este personaje hasta nuestros días, sin ir más lejos, en los últimos años autores españoles como Rafa Marín y Rodolfo Martínez (con desigual suerte) han utilizado este filón con provecho.
Otro ejemplo, los libros basados en películas, videojuegos o cosas por el estilo. Repito, libros basados en películas no películas basadas en libros (sobre este último tema supongo que mi opinión es sobradamente conocida). Es este un fenómeno que no acabo de comprender pero existir existe. Sin ir más lejos autores nada desdeñables como Orson Scout Card o Piers Anthony han sido responsables de un par de libros de estas características (el mormón la novelización de “Abyss” y Anthony la de “Desafío total”, lo que no deja de ser una paradoja por que se supone que este film estaba basado en un cuento de Dick ¿?).
Otra posibilidad viene de la mano de autores que murieron y dejaron su obra inacabada y ahí aparece una mano amiga a rematar la faena, valga el ejemplo de Robert Howard que dejó un buen número de cuentos a medias y que fueron rematados por sus “albaceas testamentarios” Lin Carter y L. Sprague de Camp. Luego los tíos se emocionaron y empezaron a escribir novelas suyas protagonizadas por el musculitos y sin rastro de Howard por ningún lado, hasta el día de hoy en que el de Aquilonia se ha convertido en una franquicia más tipo “Warhammer”.
En fin, esta es una práctica que no me gusta y que, si me apuran, hasta me repugna un tanto. Antes de que nadie se moleste, que me repugne no significa que no la acepte ni que crea que no tiene su cabida en el mundo, también me repugnan las judías verdes y no propongo que se prohíban por decreto ley, hasta puede entender que haya gente a la que le gusten.
De hecho, mi postura es bastante minoritaria y un gran número de lectores parece aplaudir y comprar este tipo de productos, por poner ejemplos recientes, las novelas de Rodolfo Martínez sobre el detective de Baker Street han recibido buenas críticas y premios, y se venden bastante bien para lo que es el mercado español. Así que la mía debe de ser una postura minoritaria pero, lo siento, me veo en la obligación de insistir: no me gusta nada, pero nada de nada.
Mis razones tengo, por supuesto. En el caso del uso de personajes sacados de otros autores la cosa no acaba de convencerme. Veamos el caso del bueno de Holmes. Personalmente es uno de los inventos literarios con los que más he disfrutado y considero que los intentos de autores posteriores por resucitarlo no tienen mucho sentido. En primer lugar por que dudo que ninguno de ellos llegue a los talones del gran Conan Doyle, si fuesen realmente grandes escritores buscarían sus propias ideas antes que saquear las de otros. Es cierto que en algunos casos buenos escritores si han recurrido a este expediente (o por lo menos escritores con un mundo propio), pero también opino que estos divertimentos son lo más flojo de su obra.
Ellos dicen que se lo pasan bien escribiendo este tipo de cosas y están en su derecho de hacerlo, yo también me divierto con este blog y no hago mal a nadie. Obviamente, el que sea divertido no significa que sea bueno, ni con Holmes no con este blog, ya puestos.
Y en segundo lugar por que, a la larga, se desvirtúa totalmente la esencia del personaje. Veamos de nuevo el caso de Holmes. Algunos autores han jugado a colocarlo en situaciones históricas reales, Holmes con Chaplin, con Freud, tras Jack “el Destripador”… A Doyle le debería de parecer absurdo, el nunca metió a su creación en estos berenjenales y tuvo oportunidades de sobra, así que si él no lo hizo ¿con qué derecho lo hacen aquellos que no son los padres de la criatura?. Por que, a la larga, la gracia de todo este juego es ver como interactúan dos personajes que todos conocemos, perdiéndose la esencia del cuento holmesiano que es la resolución de un enigma.
Luego están los que, como es especialmente el caso de Rodolfo Martínez, dan un aire fantástico al personaje (en este caso metiéndole en un embrollo lovercraftiano) y ahí ya me rebelo. La esencia de Sherlock, me atrevo a decir, es la lógica y la razón. Justo lo contrario de la fantasía. Todas las historias del detective de caracterizan por no tener ni un atisbo fantástico y por demostrar que todos los misterios se pueden desentrañar siguiendo un método deductivo y basado en el mundo real. De hecho su mejor aventura (“El perro de los Baskerville”) se caracteriza por ser un misterio sobrenatural que, al final, tiene una explicación perfectamente “realista”. Por tanto, si Doyle levantase la cabeza se extrañaría bastante de ver los vericuetos de su personaje y no lo reconocería. Por lo menos, yo como lector no lo reconozco y ahí se pierde toda la gracia. Doyle apreciaba y practicaba la literatura fantástica, ahí están sus cuentos de miedo, su personaje del profesor Challenger, sus aportaciones a la primitiva ciencia ficción. Si hubiese querido que Holmes y Watson se las hubiesen entendido con dinosaurios en América del Sur no se hubiera inventado al bueno de Challenger.
El caso de las películas me es aún más extraño, no entiendo ese afán de pasarlas al papel (claro que tampoco entiendo el afán de pasar novelas al celuloide). Son medios totalmente diferentes y, sinceramente, antagónicos. Si alguien espera que los lectores se lean el libro y vayan corriendo a ver la película o los peliculeros hagan el viaje contrario lo llevan claro. Eso es no conocer ambos públicos. Y creo tener razón cuando no recuerdo ningún libro basado en película que haya gozado de los favores del público, son carne de saldo a las mínimas de cambio.
En cuanto acabar la obra incompleta de alguien, ese es un tema más bien peliagudo. Casos famosos ha habido (Dickens, Stevenson), pero, me temo, esto fue más un esfuerzo del editor por dar salida a un material aprovechando el rebufo de la popularidad que siempre acompaña a un autor cuando fallece que otra cosa.
Más raro me parece cuando esto ocurre años después y sin venir a cuento. En muchos casos supongo que la cosa es simplemente adoración por un autor, Clark Ashton Smith acabó el último episodio de “Vathek” de Beckford en un momento es que era alguien muy poco conocido. Lo mismo podría decirse de Carter y de Camp con Conán o Lalanda con Salomón Kane (Howard debe de atraer a este tipo de pasticheros, que gente tan diferente como Lalanda y de Camp hayan caído en el mismo pecado es sospechoso).
Pero, claro, también está el tema de la pasta, puede que si Lin Carter hubiese escrito sus propias obras de fantasía estas no hubiesen tenido público suficiente pero si se asociaban a una gallina de los huevos de oro como Conan la cosa cambia. Y lo mismo opino para el caso de Derleth y Lovercaft. Que vale que el primero veneraba al de Providence, pero su interés por vampirizarlo después de muerto tiene un cierto aire crematístico.
En resumidas cuentas, el pastiche es detestable por diferentes razones: falta de respeto a los autores (y lectores), falta de originalidad de los que lo practican, un interés desmedido por lo económico, etc, etc.
Pero, lo peor de lo peor es que, por lo general, los pastiches son malos, no aportan nada y, a la larga, no dejan de ser un poco ridículos.
Desgraciadamente son típicos de la literatura fantástica y eso únicamente parte del poco respeto que se tiene a este género literario. ¿Alguien se imagina a un autor diciendo: “voy a escribir la tercera parte del Quijote”? La rechifla entre crítica, editores y público sería desmedida. Y si al final saliese publicado (total, cosas más raras se han visto) dudo mucho que nadie se lo tomase mínimamente en serio (recuerdo hace unos años a un escandinavo que le dio por sacar “la segunda parte” de “La isla del tesoro”, el tortazo fue de impresión).
Ahora, si encima, ese supuesto autor dijese que, para más inri, el bueno de Alonso Quijano iba a luchar en la batalla de Lepanto, compartir aventuras con el Capitán Alatriste y acompañar a Gulliver a uno de sus viajes, más de uno empezaría a llamar a un psiquiatra.
Pero claro, eso pasa con la literatura fantásticas y a nadie le parece ni raro ni extraño, al contrario, nos corremos de gusto alabando la imaginación e inventiva del pastichero de turno y compramos sus libros como si fueran el no va más. Luego nos extrañamos de que nadie nos tome en serio pero, claro, el ser friki es lo que tiene, que hay que pagar ciertos peajes.
Todo esto viene a cuento por que, recientemente, se ha publicado “Los hijos de Hurin”, un libro de cerca de 40 euros que servidor considera una tomadura de pelo y un timo. De hecho, dan ganas de proponer una ley que impida a los hijos de los grandes autores convertirse en los dueños legales de la obra de sus padres (el del vástago de Frank Herbert sería otro ejemplo a denunciar).
A Christopher Tolkien hay que agradecerle muchas cosas. La primera y más importante haber permitido que “El Silmarillion” viese la luz. Y, por supuesto, haberse encargado de la edición de un buen número de escritos de su padre muy interesantes aunque, la mayoría de ellos, más para un estudioso académico que para el gran público.
Más discutible es que se presentasen muchos de estos volúmenes como lo que no eran, novelas o narraciones al estilo de “El Señor de los Anillos”, y no como lo que son, los bocetos y borradores de la obra de un autor meticuloso y obsesivo donde los haya.
Pero soltarnos de golpe y porrazo un pastiche de una de las historias más célebres del “Silmarillon” aumentado con lo que aún quedaba de los papeles de su padre y su poca imaginación clama al cielo.
Servidor es tolkieniano de pro pero hasta aquí podíamos llegar. Conmigo que no cuenten, ni, por supuesto, el resto de los pasticheros que pululan por estos mundos. Si acaso picaré cuando no quede más remedio (como es el caso de Howard del que aún no hay una edición en español de sus obras sin los aditamentos de Carter y de Camp), pero salvo esos casos, que los pasticheros sepan que en mi bolsillo no van a encontrar financiación para sus desvaríos. Aunque, por supuesto, son libres de seguir perpetrando lo que les de la gana, mientras sea rentable que no corten que como decía aquel: “es triste pedir pero peor es robar”.

17 Comments:

Anonymous Anónimo said...

¿Un pastiche no infringe el copyright? ¿Existe alguna laguna legal y por eso se realiza? Al menos el fanfic (tipo pastiche realizado por amateur) no se gana por realizarlo.

jue may 10, 06:55:00 p. m. 2007  
Anonymous Anónimo said...

Hola a todos. Me ancanta leer comentarios sobre libros y navego por internet en busca de páginas dónde los haya. Ahora, lo que ya me gusta menos es leer comentarios sobre libros (se supone que realizados por gente que lee y sabe escribir) y que tengan faltas de ortografía.
Definitivamente, es esta página es donde más faltas he encontrado. Me sorprende mucho y más estnado escritas las reseñas por un educador.

¿Qué explicación tiene esto?

Un saludo.

mar may 15, 01:05:00 p. m. 2007  
Anonymous Anónimo said...

Hablando de Howard...sí (por cierto que lleva tilde cuando se trata de una afirmación) se pueden encontrar en español todos los relatos de Conan originales (sin ningún añadido extra), al contrario de lo que comentas.
Vale que la edición es cara (tres volúmenes de más de 55 euros), pero editados están.

Un saludo.

mar may 15, 01:24:00 p. m. 2007  
Anonymous Anónimo said...

Hola.
A mí también me encanta navegar por internet en busca de comentarios sobre libros.
Este blog me ha parecido de los más interesantes, probablemente junto con Yarhel. A ninguno de los dos los conozco de nada.

Otro saludo.

mié may 16, 01:35:00 p. m. 2007  
Blogger Kaplan said...

Le agradecería, señor anónimo, que me faciliatara el nombre de la editorial que ha publicado esos "relatos originales" de Conan para poder hacerme de inmediato con ellos. Desgraciadamente, compré otra edición igual de lujosa y cara a la que usted se refiere, la de Timun Mas, y me dieron gato por liebre. Tal como refiere Javier Martin Lalanda en la crítica de esos tomos, escrita para el número 39 de la revista Gigamesh, las traducciones son las mismas que empleó Martínez Roca, y que estaban realizadas sobre los cuentos arreglados por de Camp y Carter.
Dado que usted hace una afirmación tan rotunda ["se pueden encontrar en español todos los relatos de Conan originales (sin ningún añadido extra), al contrario de lo que comentas"], le supongo en el conocimiento de estos datos, así que doy por hecho que habla usted de otra edición distinta. Por favor, alégreme el día y hágame partícipe de su secreto.

Un saludo.

mié may 16, 04:21:00 p. m. 2007  
Anonymous Anónimo said...

No soy el señor Anónimo, sino otra persona que pasa por acá.
Los tomos de Howard de Timun Mas son excepto el primero de ellos nuevas traducciones, siguiendo la edición americana. En el caso dle primero, según creo, lo que hicieron fue ultilizar la traducción de Martinez Roca,( la misma que la de Forum) y cambiarla en los puntos en los que variaba del original.

mié may 16, 09:21:00 p. m. 2007  
Blogger wraitlito said...

No he visto por ningún lado las faltas de ortografía de las que habla el comentario anónimo en este blog, me parece además que está clara y correctamente redactado.
Pasando al tema principal no estoy tan de acuerdo conque Doyle sea un ejemplo de racionalismo en sus escritos de S. holmes, recuerdo un pasaje en que el protagonista 'adivina' el nombre de un señor por su ropa (además en su vida personal parece que tampoco fuese la faceta dominante aunque claro, vivió un periodo de auge 'espiritista' -no sé bien como calificarlo-).Tal vez sea sólo un pasaje aislado, pero las dotes del detective se exageran en tal medida que llegan a la parodia en este caso.
Respecto a los pastiches y los derechos de los herederos, en el caso del hijo de Tolkien, le disculpo si, como dices, gracias a él hemos leído el Silmrillion.
Saludos.

jue may 17, 12:15:00 a. m. 2007  
Anonymous Anónimo said...

A Rodolfo Martinez tu comentario sobre Los sicarios del cielo le debio sentar como una patada en la perilla y te dedica una entrada por entero en su blog. Y, como no, RM exhibe su tradicional cariño a los que no vocean las bondades de su obra.

Entrañable el mundo este de los escritores aficionados.

jue may 17, 05:03:00 p. m. 2007  
Anonymous Anónimo said...

Y Zardoz, como parece ser la costumbre entre muchos, lee lo que espera encontrar en lugar de lo que hay realmente escrito en mi blog.

vie may 18, 06:36:00 a. m. 2007  
Anonymous Anónimo said...

Lo que hay en tu blog, rudy, es solo la pésima excusa de alguien que tras escribir multiples obras, con protagonistas y argumentos distintos, y obtener con ellos lo que merecía, ha tenido que acabar saqueando al maestro Doyle para intentar que sus personajes vendan tus novelas, ya que tus personajes son lo más olvidable de la literatura española actual.
Y ponerte a dar pataletas cada vez que alguien te lo diga, no hará que tus plagios se conviertan en algo bueno. Y sí, ya sé que la obra de Doyole es legalmente saqueable por el tiempo transcurrido, pero no por ello dejas de ser un autor que tiene que entrar en los escritos ajenos a ver si pilla algo bueno que poner en las mediocridades propias.

dom may 20, 04:32:00 p. m. 2007  
Anonymous Anónimo said...

No hay que ensañarse con rudy, es solo uno de los muchos aficionados que escribe y trata de promocionarse lo mejor que puede y buscar un producto que pueda vender minimamente. Le vence ese narcisismo cincoañero, es cierto, pero con no hacerle caso todo resuelto.
'amos, venga, haya paz :-)

lun may 21, 04:37:00 p. m. 2007  
Anonymous Anónimo said...

A Balbuena no le gustan los pastiches y razona por qué. Martínez, que encuentra los razonamientos de Balbuena un tanto peregrinos, así lo expone y razona a su vez por qué.

Los hechos desnudos hasta aquí, Watson.

Acto seguido los descerebrados caen sobre el segundo y sueltan, cierto es que con poca gracia, el veneno que pueden. Y es que la España de pachanga y pandereta, por más que le pese al espíritu del maestro Machado, sigue presente y goza de buen estado de salud

O algo similar, Watson.

Desconozco si quienes han vertido esa sarta de cretineces realmente creen en ellas, o es que Martínez les resulta antipático o, directamente, los mueve la envida.

En cualquier caso es evidente que disponen de demasiado tiempo libre y escasas neuronas en funcionamiento.

Y es que a los tontos los carga el diablo, Watson.

¿Los pastiches de Martínez son malos? Seguro que sí. Ni lo sé ni me importa, realmente. Lo sean o no, eso no invalida ni una sola de las palabras que ha dicho.

QED, Watson, QED.

mié may 23, 08:49:00 a. m. 2007  
Anonymous Anónimo said...

Que pedazo de gilipollas el Rodolfo Martínez, siempre llorando como un niñato endiosado.

jue may 24, 11:02:00 p. m. 2007  
Anonymous Anónimo said...

El problema de Martínez es que lleva muchos años escribiendo y publicando y ¿cual es su novela memorable, la que quedará en la memoria de la gente, la que nos ha provocado un sentimiento de maravilla? Ninguna. ¿Cual es el personaje -salido de su propia pluma, eh- que nos ha hecho identificarnos y vibrar con él? Ninguno.
Rodolfo empezó como una joven promesa, que parecía capaz de ofrecernos muchas cosas en el futuro. Pues bien, ese futuro ya ha llegado, ahora ya no es tan joven y las promesas no se han cumplido. No Existen sus grandes novelas, no existen personajes creados por él que queden en la memoria colectiva. Lo único que ha quedado es un Sr. Martínez que rebusca entre las obras cuyos derechos de autor ya no están vigentes para apropiarse de personajes ajenos -y populares- con los cuales cubrir las carestías de sus obras.
Es algo que da mucha pena, pero los demás no podemos ponerle remedio.

jue may 24, 11:38:00 p. m. 2007  
Anonymous Anónimo said...

Una vez más, los niños confunden el culo con las témporas.

Lamentable, Watson, pero era de esperar.

vie may 25, 07:22:00 a. m. 2007  
Anonymous Anónimo said...

"descerebrados", "sarta de cretineces", "niños", "culo"...
Así me gusta señores, elevando el nivel de la discusión para que podamos entendernos. Cuando alguien critica, opina, etc. no se le desmiente con semejantes términos, eso solo demuestra vuestro nivel personal y argumentativo.

vie may 25, 03:15:00 p. m. 2007  
Blogger Iván Fernández Balbuena said...

Fin del hilo. Los mensajes que se escriban a partir de ahora serán sistemáticamente borrados, sean del tipo que sean. Si alguien quiere alguna explicación que se lea la siguiente entrada: "Monumento".

mié may 30, 11:52:00 p. m. 2007  

Publicar un comentario

<< Home