domingo, abril 09, 2006

Los Sicarios del Cielo de Rodolfo Martínez


Sinceramente, esperaba mucho más de Rodolfo Martínez, un escritor que nos tiene acostumbrados a mayores logros que esta discreta “Los Sicarios del Cielo”. A ver, no es que el libro sea malo, como discreto entretenimiento best-sellero cumple a la perfección pero, quizás, su vuelo sea demasiado corto para ganar todo un Premio Minotauro, teóricamente, el concurso más importante de literatura fantástica en castellano.
La historia en si es poco original, el enfrentamiento entre el caos y el orden, el bien y el mal, la luz y la oscuridad, solo que esta vez ni los buenos son tan buenos ni los malos tan malos y, como no, siempre hay alguno que intenta situarse al margen. Así pues, ángeles y demonios se enfrentan en la Tierra con los humanos como peones como preludio al Armaggedon.
Una novela de terror que, a estas alturas, da poco miedo y quizás quede mejor encuadrada como Fantasía Oscura. Los modelos explícitos del asturiano son Neil Gaiman, Clive Barker y Alan Moore (yo añadiría algunas pinceladas a lo Moorcock) aunque me temo que aún no ha conseguido su nivel.
Como decía, el libro se lee con facilidad, un pasapáginas que se ventila rápido, la trama esta bien construida, las escenas de acción son impactantes, las casquería aparece en su justo término y algún secundario está bordado. Probablemente, lo más destacable (para los que conocemos esa ciudad) es que la trama se sitúe íntegramente en Gijón (aunque esta nunca sea mencionada por su nombre). Es divertido que, por una vez, las desconocidas Chicago, Nueva York o Los Angeles se sustituyan por una ciudad reconocible para unos cuantos de sus lectores y descrita con precisión y cariño.
En el debe, demasiadas cosas, aunque reconozco que no consiguen oscurecer del todo los aspectos más positivos. Por un lado los personajes no son especialmente creíbles ni sofisticados, tiene un aspecto demasiado estereotipado. Por otro, el libro entero desprende un cierto airecillo a best-seller sin pretensiones con un ligerísimo parecido al archifamoso “Código Da Vinci”. De hecho, algunos fragmentos del texto que describen a la iglesia católica y sus dogmas de fe parecen estar colocados más con intención de fastidiar y crear algo de polémica que de otra cosa.
Pero, quizás, lo peor sea lo arbitrario del algunas decisiones narrativas. Lo siento pero no me resulta creíble que un capo de segunda de una ciudad de provincias sea capaz de organizar un ejercito de asesinos digno de “El Padrino” mezclado con los SAS. Por otro lado la inclusión de ninjas y samuráis en oposición a comandos israelís y vaticanos en una trama que tiene como base la mitología de las religiones judeo-cristianas es un tanto insólito. Resultaría mucho más lógico la aparición del algún grupo integrista islámico pero ¿japoneses? ¡Hombre! A mi también me molan más los ninjas que Bin Laden pero en este contexto chirrían, ya puestos ¿por qué no incluir a alguna secta satánica Heavy Metal?
En fin, un libro menor en la carrera de Rodolfo Martínez aunque honrado y que si uno se acerca sabiendo a donde va, a una lectura sin pretensiones perfecta para las tardes de playa de verano o un viaje largo de avión, no deja de tener su aquel. Ahora bien, como hito a recordar en el fantástico patrio, pues va a ser que no.