jueves, abril 13, 2006

Jennifer Gobierno de Max Barry


Me habían hablado muy bien de este libro pero reconozco que una vez leído he sufrido una ligera decepción. Realmente, tampoco es para tanto.
A fin de cuentas, “Jennifer Gobierno” no deja de ser un panfleto, un libelo y con esto no estoy intentando ser despectivo. Los panfletos son necesarios y no tan fáciles de hacer como parece pero carecen del mínimo de rigor y profundidad necesarios. Un panfleto es como un grito de aviso luego, lógicamente, hace falta la reflexión. Y para eso son necesarios otro tipo de libros. Así que hacer pasar a “Jennifer Gobierno” por lo que no es le hace un flaco favor.
Ahora bien, como grito suena alto y claro. “Jennifer Gobierno” arremete contra el capitalismo puro y duro, contra el neoliberalismo rampante made in U.S.A. que se nos está intentando hacer creer que es la panacea a todos los males del mundo. De hecho, uno de los despiadados protagonistas del libro señala a Francia como un lugar despreciable por que “todavía tienen impuestos”. Lo triste es que esta frase y otras parecidas que abundan en todo el libro están pasando muy rápidamente del terreno de la ciencia ficción al de la realidad.
No es casual que el autor, Max Barry, sea australiano. Australia actualmente se debate entre dos opciones, seguir fiel a sus raíces europeas y continuar, más o menos, en la senda del estado del bienestar o asumir el papel de nación “nueva” y embarcarse en el modelo americano. Me temo que esta última opción es la que tiene más pinta de triunfar y Barry, en cierta forma, intenta alertar a sus compatriotas de lo que esto puede significar.
Dicho esto hay que reconocer que “Jennifer Gobierno” es tremendamente divertido, su sentido del humor gamberro es realmente demoledor y cuenta con una saludable y envidiable mala leche que le convierte en un artefacto humorístico aún más efectivo.
Ahora bien, por desgracia a Barry todavía le quedan algunas lecciones que aprender sobre como ser un buen escritor. Los personajes tienen la misma consistencia que un dibujo animando, el ritmo es tan frenético que a veces se despendola demasiado, la parodia y la sátira caen en lo caricaturesco y, al final del libro, quedan demasiados cabos por atar y demasiadas historias que se cierran de una forma un tanto forzada o apresurada. Pero, lo más preocupante de todo es que, Barry, no presenta una alternativa creíble al desquiciado mundo que habita su novela, cuando uno de los protagonistas se convierte en una especie de activista antiglobalización su figura pierde gas a toda velocidad.
Aún así, la diversión está asegurada, las 10 primeras páginas solo pueden calificarse como antológicas con esa descabellada campaña de asesinatos paras promocionar las nuevas zapatillas Nike, con esos ejecutivos que tienen como apellido la empresa para la que trabajan, con los chuscos papeles que juegan la policía y la Asociación Nacional del Rifle, con esos colegios esponsorizados por diferentes marcas (algo que ya salía en Los Simpson), con una clase en uno de esos colegios realmente descacharrante y con ese alucinante cruzada que emprende John Nike para acabar de una vez por todas con el estado, ese estorbo.
Puede que todo suene a salvaje pero, me temo, para algunas cabezas pensantes las ideas aquí expuestas no son del todo meras alucinaciones. Recordemos, sin ir más lejos, que dentro del mundo de la ciencia ficción un Robert Heinlein apoyaba fervientemente muchas de las ideas parodiadas aquí.
Lo malo es que si comparamos este “Jennifer Gobierno” con, por ejemplo, “Cazadores de luz” de Nicolás Casariego, no damos pronto cuenta de cuan corto tiene el vuelo este ameno y ligero panfleto en comparación con un libro “de verdad”.
En fin, no quiero ser muy cruel con un título realmente simpático por mucho que tenga las patas muy cortas, quizás si hubiera sido publicado otro año que no en este excepcional 2005 lo vería con mayor agrado pero, me temo, no es el caso.

3 Comments:

Blogger Nacho said...

Completamente de acuerdo. Un libro muy divertido, que se lee en un pis pas, ácido, acojonante... pero con carencias que no se pueden obviar. Eso sí, ójala la mayoría de los libros de ciencia ficción aventurera que nos llegan tuviesen el calado de "Jennifer Gobierno" y una pizca de su sentido del ritmo.

Pero, lo más preocupante de todo es que, Barry, no presenta una alternativa creíble al desquiciado mundo que habita su novela

Quizás porque Barry ve que o no hay alternativa o la que hay será pronto fagocitada por el ultraliberalismo.

jue abr 13, 10:41:00 a. m. 2006  
Anonymous Anónimo said...

Por lo que dices parece interesante y aunque este tipo de lectura no se encuentre en mi bliblioteca puede que me anime.

En realidad, lo que de verdad me gusta es criticar.

dom abr 16, 08:08:00 p. m. 2006  
Blogger Iván Fernández Balbuena said...

Si, el sentido del ritmo es apreciable aunque a veces entra en el sindorme montaña rusa, va tan rapido que te mareas.
En cuanto a las alternativas, prefiero no ser tan pesimista, seguro que alguna hay o, por lo menos, un buen escritor de cf deberia de ser capaz de encontrarlas aunque reconozco que Barry no debia de tener ese tema en mente.

mié abr 19, 01:13:00 p. m. 2006  

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