jueves, enero 05, 2006

Saldos, Saldos


Probablemente llegue con retraso pero es que soy de los que se enteran de casi todo tarde, despistado que es uno. En cualquier caso, y como ya comenté en un post anterior, la Editorial Abraxas parece que ha fallecido de una forma semi-oficial y para celebrar su entierro salda prácticamente todos su títulos (la excepción es la colección Utopías & Distopías que sufrió este proceso hará un año o así).
Abraxas fue una editorial que no supo encontrar su sitio y este hecho explica en parte su defunción. Se especializó en la literatura fantástica y de misterio del siglo XIX y principios del XX, un campo donde el público receptor no es especialmente nutrido y donde, además, existían dos poderosos competidores: Siruela y Valdemar.
Ambas editoriales han basado su oferta en la calidad: ediciones exquisitas y traducciones rigurosas con unos precios altos pero no disparatados (sobre todo en Valdemar).
Abraxas quiso jugar en esa liga pero apostando por unos precios más bajos y, a cambio, una presentación más pobre. El resultado final ya es conocido por todos: Valdemar y Siruela siguen a toda marcha y Abraxas entona el “Bye, Bye, Live”.
Por otro lado, Abraxas siempre tuvo unos problemas de distribución espantosos. Hubo un momento en que encontrar sus títulos aquí en Madrid era totalmente imposible, misión de audaces y todo eso. Alguno de mis libreros habituales hablaban bastante mal de cómo se estaba llevando adelante este proyecto a nivel empresarial. Yo solo puedo dar un dato, varios de los títulos que ahora se amontonan en pilas y pilas en los centros habituales de saldos me fueron totalmente imposibles de encontrar hace un par de años en la Feria del Libro de Madrid en el propio stand de la editorial (eso si, compartido con otras dos). La vendedora que me atendió aseguraba que estaban agotados. En algunos casos, procedí a comprarlos en otras ediciones más caras o en el mercado de segunda mano. Con semejante actitud es complicado que ningún negocio salga adelante.
En cualquier caso, por unos módicos 3-4 euros uno puede encontrar varias antologías de terror interesantes, y la obra de autores tan difíciles de encontrar en otros sitios pero no por ello menos imprescindibles como Meyrink, Chambers, Crawford, Apollinaire o Tarde. De otros autores más conocidos hay también títulos más conocidos pero ahora a precios irrisorios como puede ser el caso de Le Fanu, Stevenson, Balzac, Gautier, Nodier, Leroux, Haggard, Schwobb, etc.
Lo triste es que quedan interrumpidas varías sagas, como la de Allan Quatermain de Haggard de la que solo se publicaron 5 títulos de alrededor de una veintena. O la de Raffles de Hornung de la que únicamente quedaba un título por editar (y encima inédito) o las aventuras de Rouletabille de Leroux de las que aún quedaban tres o cuatro tomos por salir. Una auténtica lastima en todos los casos.
Y ahora llega la reflexión de tono moral, avisados quedan los que huyan de este tipo de mensajes para no seguir leyendo. No voy a negar que lo primero que sentí al ver este derroche de libros baratejos en las estanterías fue una especie de arrebato histérico de gula, me lance como un poseso y me compre los que me apetecieron (bastantes). Primera consecuencia, lo barato sale caro, la pila era enorme y la suma final bastante alta pero uno se ciega viendo que total por 3 euritos más no va a pasar nada.
Segunda consecuencia, tampoco te atreves a no comprarlos por que a saber cuanto dura el saldo, quizás pasado un mes ese libro que dejaste de lado es imposible de encontrar en ningún lado. Y a ver quien tiene narices para editar en los próximos años un título que ha sido saldado a lo bestia.
Tercera consecuencia, sobredosis. Tardaré un tiempo ganso en leerme esos libros y seguro que más de uno duerme el sueño de los justos durante mucho, mucho tiempo. Aún tengo sin tocar los grandes saldos de principios de los 90 de Nova y Ultramar, por poner un ejemplo.
Cuarta consecuencia, series inconclusas. Más de lo dicho, series, y series que se han quedado a la mitad y que fijo que nadie se atreverá a tocar por lo ya antes señalado.
Quinta consecuencia, cabreo generalizado, por que más de la mitad de los libros saldados me los compre a medida que iban saliendo, solo que en vez de a 4 euros a 12 o 15 y claro, uno echa cuentas y se sulfura una miaja.
Sexta y última, eso que llaman la competencia desleal. ¿Si me puedo comprar “El fantasma de la opera” de Gaston Leroux por 3’5 euros por qué voy a gastarme 22 en la edición de Valdemar que se acaba de publicar? Y lo mismo podría decirse con “El golem” de Meyrink y Tusquets (aunque esta es una editorial más potente que soportará mejor el golpe). Así que estos saldos megachachis dan un empujoncito más hacia la tumba a esa editorial que todos queremos y que como es pequeñita igual no soporta este seísmo de papel.
Total, que no voy a decir que no se compren los saldos, sería inútil y estúpido por aquello de que hay que predicar con el ejemplo y servidor ha sucumbido como buen friki que es, pero espero que coincidáis conmigo en que ya está bien de esas políticas que en poco nos benefician a pesar del subidón adrenalínico que uno sufre cuando las ve de repente. Especialmente por qué parecen cebarse con glotona fruición en la literatura fantástica.
Lo ideal sería que los diferentes títulos estuviesen a disposición de los lectores durante varios años, para que uno se los compre cuando le apetezca leérselos y no cuando un departamento de marketing decida. Por que, a fin de cuentas, si a uno le puede apetecer estar al tanto de las novedades no creo que ocurra lo mismo con libros clásicos que se escribieron hace 200 años y que lo mismo da leer hoy que dentro de un par de años. Pero se que esto es pedir demasiado y que con la excusa de las rebajas de Enero puede que caigan algunos saldos más, y si no en la Primavera o cuando corresponda. Y aquí lanzó una apuesta ¿cuánto tardará Nova de Ediciones B en saldar lo que queda de su fondo?